LA CORTE PENAL Internacional ordenó detener al líder libio por crímenes contra la humanidad, lo que cierra la posibilidad de una salida negociada al conflicto.
La Corte Penal Internacional pasó ayer de la condena a la acción: después de tres meses de conflicto y represión en Libia, el Tribunal expidió una orden de detención contra el líder libio Muamar el Gadafi, su hijo Saif al Islam y el jefe de espionaje del Gobierno por cometer crímenes contra la humanidad.
La petición del Tribunal cierra la posibilidad de una salida negociada del conflicto y marca el inicio de acciones legales contra el dictador, quien ha escapado de los bombardeos de la Otán.
El fiscal del organismo, Luis Moreno Ocampo, indicó que Gadafi debe responder a las denuncias sobre ataques a la población civil para reprimir sus protestas contra el régimen, y aseguró que habló con testigos presenciales de los ataques y que posee más de 1.200 documentos, incluidos vídeos y fotografías para iniciar un juicio.
El prontuario incluye investigaciones por desaparición, violaciones masivas de mujeres y la contratación de mercenarios para formar un ejército paralelo a sus Fuerzas Armadas.
No obstante, llevar al líder libio frente a las autoridades es todo un desafío. Gadafi aún lidera el gobierno libio y es ese estamento el que debe detenerlo. Además, está escondido para evitar ser blanco de bombardeos, como lo fue uno de sus hijos y sus nietos.
Michael Kugelman, experto en el tema árabe del Woodrow Wilson Center, coincide en que ejecutar la orden no será una tarea fácil, pero sostiene que la sentencia, entre otras funciones, legitima la incursión de la Otán en territorio libio.
Con la decisión, el cierre del conflicto para Luis Guillermo Patiño, director de la maestría de ciencias políticas de la UPB, está más cerca por la vía militar porque con la resolución de la CPI "se cierran todos los caminos para una negociación que ponga fin al conflicto. Gadafi no va a permitir su detención vivo para ser enjuiciado".
Los obstáculos
Una dificultad de la Corte Penal es que no cuenta con una policía internacional que busque y lleve a Gadafi ante los tribunales.
Un caso similar fue el del presidente sudanés, Omar Hassan al Bashir, que fue pedido por genocidio y aún no ha podido ser enjuiciado.
A esto se suma que Libia no es un miembro de la Corte y, aunque Moreno haya instado a las autoridades de ese país para que protejan a los civiles, su detención es improbable. Entonces, la única forma de llegar a Gadafi es que la comunidad internacional apoye la decisión de la Corte Penal y haga parte de las labores de búsqueda del líder.
Lawrence Woocher, analista del Instituto de Paz de E.U., aseguró que la petición de la Corte es un campanazo para los líderes del mundo que asumen las mismas actitudes de Gadafi.
"La sola petición de la Corte, complica la salida del líder hacia otro país y entorpece una posible petición de asilo", argumentó el experto.
La comisión dispuesta para esta investigación por el Consejo de Derechos Humanos de la Corte Penal Internacional debe presentar un reporte de la situación, a más tardar, el 7 de junio.
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