
AJDABIYA, Libia.Rebeldes huyen en caminonetas hacia Bengasi, después que las tropas de Gadafi tomaron esta ciudad.
Las tropas de Muamar Gadafi seguían ganando terreno en Libia y avanzaban hacia el este, ayer, un mes después del inicio de una rebelión, sin que el G8 alcance un acuerdo sobre el establecimiento de una zona de exclusión aérea y una posible intervención militar.
Las fuerzas de Gadafi lograron ayer el control de la población de Ajdabiyah, que era todo lo que se interponía entre el implacable avance hacia el este de las tropas de Gadafi y la segunda ciudad del país, Bengasi. De hecho, disparos de cañones antiaéreos y de artillería pesada se oían anoche en Bengasi.
Los rebeldes solo tienen “dos posibilidades: o entregarse, o huir”, dijo Gadafi, en una entrevista con el periódico italiano Il Giornale. Gadafi también dijo que si los gobiernos occidentales “se comportan con nosotros como en Irak, Libia se saldrá de la alianza internacional contra el terrorismo, nos aliamos con Al Qaeda y declaramos la guerra santa”.
“Ajdabiyah ha sido limpiada de mercenarios y terroristas”, dijo la televisión estatal, en referencia a los rebeldes.
Centenares de civiles y rebeldes huyeron de esta ciudad en dirección de Bengasi.
“La batalla está perdida. Gadafi está lanzando todo contra nosotros”, dijo un oficial rebelde, que se identificó como general Suleiman.
En el oeste, los rebeldes controlaban aún Misrata, tercera ciudad del país. Las fuerzas de Gadafi recuperaron en cambio el control del centro de Zuara, 120 km al oeste de la capital.
En un anticipo de la ferocidad y el caos de los combates urbanos que podrían vivirse en Bengasi, Brega, donde viven 4.300 personas, ha cambiado varias veces de manos, aunque ayer también sucumbió a la mayor capacidad armamentística gubernamental. “Hemos perdido Brega”, dijo un rebelde, que se identificó como Nasser.
Soliman Bouchuiguir, presidente de la Liga Libia de Derechos Humanos, dijo que si las fuerzas de Gadafi atacaban Bengasi, habría un “baño de sangre real, una masacre como la que vimos en Ruanda”.
En París, las grandes potencias del G8 no lograron ponerse de acuerdo sobre una intervención militar para frenar a las fuerzas de Gadafi y solo alcanzaron un consenso para impulsar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre nuevas sanciones, reunido desde ayer.
El órgano de la ONU se mantuvo ayer dividido respecto a la petición de la Liga Árabe de establecer una zona de exclusión aérea que impida el bombardeo de los rebeldes. Ante la falta de acuerdo, los miembros del máximo órgano de seguridad decidieron proseguir hoy las negociaciones del proyecto de resolución que ayer presentó el Líbano, en colaboración con Francia y Reino Unido. El documento autoriza la creación de la zona de exclusión aérea y refuerza las sanciones impuestas a Libia, que incluyen embargo de armas y sanciones económicas a sus dirigentes.
Las fuerzas de Gadafi lograron ayer el control de la población de Ajdabiyah, que era todo lo que se interponía entre el implacable avance hacia el este de las tropas de Gadafi y la segunda ciudad del país, Bengasi. De hecho, disparos de cañones antiaéreos y de artillería pesada se oían anoche en Bengasi.
Los rebeldes solo tienen “dos posibilidades: o entregarse, o huir”, dijo Gadafi, en una entrevista con el periódico italiano Il Giornale. Gadafi también dijo que si los gobiernos occidentales “se comportan con nosotros como en Irak, Libia se saldrá de la alianza internacional contra el terrorismo, nos aliamos con Al Qaeda y declaramos la guerra santa”.
“Ajdabiyah ha sido limpiada de mercenarios y terroristas”, dijo la televisión estatal, en referencia a los rebeldes.
Centenares de civiles y rebeldes huyeron de esta ciudad en dirección de Bengasi.
“La batalla está perdida. Gadafi está lanzando todo contra nosotros”, dijo un oficial rebelde, que se identificó como general Suleiman.
En el oeste, los rebeldes controlaban aún Misrata, tercera ciudad del país. Las fuerzas de Gadafi recuperaron en cambio el control del centro de Zuara, 120 km al oeste de la capital.
En un anticipo de la ferocidad y el caos de los combates urbanos que podrían vivirse en Bengasi, Brega, donde viven 4.300 personas, ha cambiado varias veces de manos, aunque ayer también sucumbió a la mayor capacidad armamentística gubernamental. “Hemos perdido Brega”, dijo un rebelde, que se identificó como Nasser.
Soliman Bouchuiguir, presidente de la Liga Libia de Derechos Humanos, dijo que si las fuerzas de Gadafi atacaban Bengasi, habría un “baño de sangre real, una masacre como la que vimos en Ruanda”.
En París, las grandes potencias del G8 no lograron ponerse de acuerdo sobre una intervención militar para frenar a las fuerzas de Gadafi y solo alcanzaron un consenso para impulsar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre nuevas sanciones, reunido desde ayer.
El órgano de la ONU se mantuvo ayer dividido respecto a la petición de la Liga Árabe de establecer una zona de exclusión aérea que impida el bombardeo de los rebeldes. Ante la falta de acuerdo, los miembros del máximo órgano de seguridad decidieron proseguir hoy las negociaciones del proyecto de resolución que ayer presentó el Líbano, en colaboración con Francia y Reino Unido. El documento autoriza la creación de la zona de exclusión aérea y refuerza las sanciones impuestas a Libia, que incluyen embargo de armas y sanciones económicas a sus dirigentes.
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